CÁNCER GÁSTRICO



ANATOMÍA
El estómago es una porción dilatada del tubo digestivo con forma de jota que varía de una persona a otra y según la postura.

Los alimentos una vez deglutidos, pasan al esófago (tubo largo y delgado que transporta los alimentos) y de éste al estómago. Tras éste empieza el largo intestino delgado, seguido del intestino grueso, recto y finalmente, el ano.

El estómago se sitúa en la parte alta del abdomen. Por su localización tiene unas relaciones anatómicas muy complejas e importantes en el hígado, con la vía biliar, con el colon transverso y con el páncreas, órgano que se sitúa por detrás del estómago.

Las partes que se consideran en el estómago son:

• FUNDUS: justo después del cardias o zona de unión con el esófago.
• CUERPO
• ANTRO: justo antes del final del estómago (el píloro).
El estómago posee dos esfínteres:
• El cardias: que separa el estómago del esófago. Impide que el contenido del estómago vuelva al esófago (reflujo gastroesofágico).
• El píloro: separa el estómago de la primera porción del intestino delgado, el duodeno.

El estómago presenta dos curvaturas, una mayor dirigida hacia la izquierda y otra menor dirigida hacia la derecha.

El interior del estómago está cubierto por una mucosa con muchos pliegues. Esta mucosa contiene multitud de glándulas que se encargan de producir una serie de sustancias (enzimas) que inician el proceso de la digestión.

Rodeando a esta capa se encuentra la submucosa, que a su vez está recubierta por una capa muscular, constituida por múltiples fibras que le confieren resistencia y permiten la mezcla de los alimentos. Su exterior está recubierto por una membrana denominada serosa o peritoneo.

¿QUE ES?

El tumor maligno procedente de las células de la mucosa del estómago se denomina cáncer de estómago o cáncer gástrico.
Se trata histológicamente de un adenocarcinoma al derivar de células que forman parte de una glándula, las glándulas gástricas.
Si el tumor deriva de las células de la pared muscular o de otro tipo de células diferentes a las de la mucosa se trata de un tumor diferente al cáncer gástrico, y lo veremos en otras secciones (enlace con Sarcomas de partes blandas y con tumor de GIST).
Cuando el origen de las células tumorales es el tejido linfoide que se encuentra entremezclado con el gástrico, entonces se trata de un Linfoma (Linfomas no Hodgkin tipo MALT).

Este tumor maligno, puede crecer de cuatro maneras:

1.- Crecimiento local: el crecimiento local se puede producir de dos maneras; bien por contigüidad dentro del estómago hacia el esófago y hacia el duodeno o en profundidad. Una vez que ha atravesado todo el espesor de la pared del estómago, el tumor puede invadir otros órganos próximos como el hígado, vesícula, páncreas, colon, riñón derecho, etc.
2.- Diseminación linfática: el estómago posee una rica red de vasos linfáticos que permiten el drenaje de la linfa a múltiples regiones ganglionares. La diseminación por esta vía se realiza de forma ordenada, afectando primero a los ganglios más próximos y posteriormente a los más alejados. La red de ganglios linfáticos perigástricos es muy abundante.
3.- Diseminación hematógena: esta diseminación se produce a través de los vasos sanguíneos preferentemente hacia el hígado, pulmones y huesos.
4.- Diseminación peritoneal: Es frecuente en los tumores abdominales por implantación de las células tumorales en el peritoneo (membrana que reviste la cavidad abdominal y envuelve las vísceras situadas en esta cavidad). Estas células crecen sobre el peritoneo hasta formar nódulos que pueden tener distintos tamaños (desde milímetros a varios centímetros). En esta situación se dice que existe una carcinomatosis Peritoneal.

En la mujer esta vía de diseminación puede dar lugar a implantes tumorales en el aparato genital femenino, especialmente en los ovarios.

SINTOMAS:

En fases precoces de la enfermedad el cáncer gástrico no produce ningún tipo de síntomas por lo que el diagnóstico, en este momento, es generalmente accidental.

Se diagnostica por pruebas que se realizan para descubrir otros problemas de salud. Esta es una de las razones por las que este tumor se suele diagnosticar en fases avanzadas de su crecimiento y muy pocas veces en estadios iniciales.

En general, los síntomas que puede provocar el cáncer de estómago son inespecíficos. Los más frecuentes son los siguientes:

• Dolor en la parte alta del abdomen, zona llamada epigastrio (boca del estómago).
• Sensación de plenitud tras la comida (el paciente se siente lleno incluso ingiriendo poca cantidad de alimento).
• En ocasiones pueden aparecer náuseas y vómitos.
• Pérdida de peso: generalmente provocada por la falta de apetito y la dificultad para comer cantidades normales de alimento.
• Si el tumor está próximo a un esfínter (el cardias o el píloro) puede disminuir o cerrar la luz del mismo e impedir que el alimento pase al estómago o al intestino (obstrucción). En este caso puede haber disfagia (dificultad al tragar).
• El tumor, al crecer en profundidad puede afectar a un vaso sanguíneo y provocar una hemorragia más o menos importante. Esta sangre suele salir con las heces dando lugar a heces negras o melenas.
• La pérdida constante de sangre (oculta o no) puede dar lugar a una anemia. Esta anemia se manifiesta por una serie de síntomas como cansancio, falta de aire, palidez, taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), etc.
Es importante que sepas que estos síntomas pueden aparecer en otras enfermedades distintas al cáncer, como la úlcera gástrica.
Sin embargo, ante la aparición de cualquiera de ellos, es fundamental que acudas a tu médico para que te realice el diagnóstico y tratamiento oportuno.

DIAGNOSTICO:

Previamente a la realización de cualquier prueba, el médico elaborará una historia clínica y efectuará una exploración física que le oriente sobre hábitos del paciente y/o la existencia de síntomas y signos que puedan hacer sospechar la existencia de un cáncer de estómago o de otros problemas de salud.

Antes de solicitar pruebas más complejas, se realiza un análisis de sangre, que permite valorar el estado general de salud y un estudio de sangre en heces, que indica la existencia de algún problema en el tubo digestivo.

Con esta información, el médico valora la necesidad de completar el estudio con otras pruebas. Las más habituales son las siguientes:

Estudio radiográfico con contraste: en una radiografía de abdomen no es posible visualizar el estómago, por lo que es necesario emplear un contraste que permita localizar y describir cualquier lesión existente en el interior.
El contraste que se suele utilizar es el bario. Se administra en forma de papilla espesa que, tras ingerirla, recubre toda la pared del estómago marcando su contorno. El bario impide que pasen los rayos X y se ve una imagen blanca en la radiografía.
Permite apreciar si existe alguna lesión irregular en la pared del estómago que haga sospechar la existencia de un cáncer. No obstante los tumores pequeños y no ulcerados pueden pasar desapercibidos y no verse. A esto se le llama una prueba falsamente negativa. El porcentaje de falsos negativos con las pruebas radiológicas baritadas es alto (entre 20-50%)
Para realizar esta prueba, lo único necesario es que hayas estado al menos seis horas en ayunas. Aunque la papilla pueda tener un sabor o textura desagradable, no es una prueba dolorosa.

Endoscopia: es la prueba más empleada en el diagnóstico de cáncer de estómago. Con ella se puede observar directamente la mucosa del estómago y valorar la existencia o no de lesiones.
Se lleva a cabo con un endoscopio, que es un tubo largo y flexible que en su extremo posee una luz que ilumina el interior del estómago. Al endoscopio se conecta una cámara que permite visualizar en un monitor de televisión cualquier patología del estómago. A la endoscopia del estómago se le denomina gastroscopia.
Previamente a su realización es necesario que el paciente esté en ayunas durante unas horas, para que el estómago esté completamente vacío y pueda apreciarse toda la pared gástrica. No es necesario estar ingresado para someterse a ella.
No es una prueba dolorosa, pero sí algo molesta, ya que el paso del tubo por la boca puede provocar náuseas. Para evitar que aparezcan se aplica un anestésico en la garganta, en forma de aerosol.

Eco-endoscopia: es una prueba semejante a la endoscopia pero con un emisor de ultrasonidos, para permitir ver a través de las paredes del estómago. Es menos empleada en el diagnóstico de cáncer de estómago pero útil para los tumores más localizados.

Biopsia: si el médico observa durante la realización de la endoscopia una lesión sospechosa, procederá a extraer una pequeña muestra de tejido de la zona. Esta pequeña cantidad de tejido deberá ser estudiada por un anatomopatólogo (médico especialista en el estudio de los tejidos al microscopio) para poder emitir un diagnóstico confirmando o descartando la existencia de un cáncer.

TIPOS:

La mayor parte de los tumores malignos del estómago (el 95%) derivan de las glándulas situadas en la mucosa gástrica, por lo que reciben el nombre de adenocarcinoma.

Un 50% de las veces este tumor se localiza próximo al esfínter pilórico y en un 20% aparecen en la curvatura menor.

Existen otros tumores que pueden asentar en el estómago pero que no son el cáncer gástrico. Su biología, evolución y tratamiento son completamente diferentes.

• Los linfomas, cuya localización más frecuente dentro del tubo digestivo es el estómago.
• Los sarcomas, que se originan en la capa muscular del estómago.
• Los tumores carcinoides. Estos últimos son mucho menos frecuentes.
• Los tumores del estroma parietal gástrico (GIST), cuyo pronóstico depende de distintos factores (tamaño, tipo de células…). Estos tumores son también muy infrecuentes.

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Cáncer de Mama


Este 19 de octubre se conmemora el día contra el cáncer de mama, una afección que afecta cada vez a más mujeres en todo el mundo. Por este motivo, los especialistas han apuntado a la concientización: los estudios pre-clínicos son una de las herramientas principales que hoy en día se tienen en mano para reducir los riesgos de padecer cáncer en las mamas.

Por este motivo la comunidad médica resalta un factor esencial: la prevención, y dentro de ella incluye el amamantar. Según se estima, aquéllas mujeres que dan de mamar a sus bebés reducen los riesgos de contraer esta enfermedad hasta en un 40 por ciento.

Este tipo de cáncer es el más frecuente en el sexo femenino, y es seguido por el de cuello uterino y el de colon rectal.

Se recomienda que todas las mujeres, sobre todo, las mayores de 40 años se realicen mamografías de manera periódica, ya que es una de las herramientas con las que se cuentan para descubrir tumores incipientes y así tratarlos.

Aunque el cáncer de mama no sea 100 por ciento prevenible sí se sabe que una temprana detección (a través de los estudios mamográficos correspondientes) es primordial para disminuir su impacto: “la detección de estos tumores tan pequeños puede favorecer su extirpación y curación total salvando la vida del paciente”.

También todas las mujeres con más de 40 años –o incluso antes, y más si se cuentan con antecedentes familiares- tienen que realizarse la mamografía y que “deben perder el miedo a hacerse los estudios por temor a una extirpación de la mama. Esto no es así, se puede detectar a tiempo y evitar complicaciones”.

Recomendaciones:

-Realizarse la mamografía es fundamental.

-Las mujeres menopáusicas deben evitar el reemplazo hormonal.

-También debe evitarse el sobrepeso, ya que el tejido graso genera más posibilidades de contraer cáncer de mama. En ese sentido, se sugiere realizar actividad física, comer alimentos sanos y no fumar.

-Las mujeres que tienen hijos deben amamantarlos para reducir riesgos.